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Los Dioses Siniestros

19 noviembre, 2010 Deja un comentario

Extraído de la revista New Dawn
Nº 44 (Set.-Oct. 1997)

En 1989, la hipótesis radical de Zecharia Sitchin avanzó a otro nivel con la publicación del libro «The Gods of Eden» (Los Dioses del Edén), apropiadamente subtitulado: «The chilling truth about extraterrestrial infiltration – and the conspiracy to keep humankind in chains» (La escalofriante verdad acerca de la infiltración extraterrestre – y la conspiración para mantener a la humanidad encadenada). El autor, un abogado californiano con el seudónimo William Bramley, recopiló las principales investigaciones anteriores sobre el tema de los «astronautas ancestrales» (ver informe aquí) y las reunió con una particular visión conspiratoria de la Historia.

La chocante tesis de Bramley, que confronta casi todas las creencias populares, es la siguiente:

«Los seres humanos parecen ser una raza esclavizada reproduciéndose en un planeta aislado de una pequeña galaxia. La raza humana fue una vez fuente de mano de obra para una civilización extraterrestre, para la cual seguimos siendo su posesión. Para mantener el control sobre su posesión y mantener a la Tierra como una especie de prisión, esa otra civilización ha alimentado un interminable conflicto entre los seres humanos, ha promovido la decadencia espiritual y ha creado en la Tierra condiciones irreversibles de penuria física. Esta situación ha existido por miles de años, y aún continúa hasta nuestros días.» (The Gods of Eden).

La idea de que la Humanidad es el producto de una ingeniería genética, conducida por extraterrestres provenientes de alguna parte, fuera de nuestro pequeño planeta, desafía tanto a la evolución darwiniana como al creacionismo. ¿Acaso los dogmas de la ciencia y la religión nos han cegado la verdad acerca de nuestros orígenes?

La iglesia cristiana proclama que un supuesto omnisciente, todo-poderoso «dios», creó a nuestros primeros padres del «barro», de manera parecida a como el alfarero moldea la arcilla. Sólo cuando Adán y Eva rompen con las reglas de su creador son sujetos al dolor, la enfermedad y la muerte. Por desobedecer a este «dios» también condenaron a su descendencia ‹a toda la humanidad‹ a ser «pecadores». El cristianismo deriva su infortunado relato sobre Adán y Eva del primer libro de la Biblia Hebrea o Antiguo Testamento: el Génesis.

Si interpretamos la Biblia literalmente, asumiendo que se trata de un documento histórico infalible, se nos presenta un «dios» (Jehovah o Yahvé) quien, por su propia palabra, admite ser celoso, colérico y vengativo. El temor del «Señor» (Jehovah) aparece enfatizado constantemente a través del Antiguo Testamento. Se espera de Él que recompense a aquellos que lo adoran y que mantienen la observancia de la ley ritual, gratificando sus deseos mundanos por posesiones materiales y poder. No se puede dejar de notar que este cruel, sanguinario y egoísta «dios» se asemeja grandemente a los caprichosos dioses sumerios.

De acuerdo al Génesis, este «dios», demasiado humano, desconocía que sus apreciados humanos habían echado a perder su creación al comer la «fruta prohibida». Después de esto, habiendo expulsado a la primera pareja humana del Paraíso, amenazó a sus descendientes con su cólera hasta el día en que ahogó al mundo entero con un diluvio.

Este «dios» Jehovah, como el historiador Gibbon observa en su obra «The Decline and Fall of the Roman Empire» (Declinación y caída del Imperio Romano) es un «ser propenso a la pasión y al error, caprichoso a su favor, implacable en su resentimiento, celoso de su supersticiosa adoración, y confinando su providencia parcial a una simple persona y a su transitoria vida.»

La investigación indica que la Biblia Hebrea, lejos de ser un texto histórico infalible creado por un Ser Supremo, resulta ser una gran revisión compilada de por lo menos dos trabajos completamente separados. Reunidos en el Libro del Génesis existen dos trabajos separados conocidos por los académicos como las tradiciones del Norte «E» y las del Sur «J», las cuales son complementadas por revisiones e inserciones adicionales. En la «E» (que contiene los pasajes referentes a los Elohim) reside la tradición pre-judaica de la gente del Norte, quienes exaltaban al Más Elevado Dios, Él, y a los subordinados Elohim. Los pasajes correspondientes a «J», o Jehovistas, describen una entidad totalmente foránea, el malvado Jehovah (YHWH), el «Señor». De acuerdo a Max. J. Dimont, en «Jews, God and History» (Judíos, Dios e Historia): «En el siglo quinto A.C. los sacerdotes judíos combinaron porciones de los documentos ‘J’ y ‘E’, añadiendo un pequeño aporte personal (conocido como el fraude piadoso); los documentos resultantes se conocen como ‘JE’, ya que Dios en estos pasajes es nombrado como ‘Jehovah Elohim’ (traducido como ‘Señor Dios’).»

A esto se debe que encontremos, dentro de la Biblia, imágenes contradictorias y conflictivas del Supremo Dios. Encontramos a Jehovah, un dios tribal, enmascarando al Ser Supremo. Los primeros capítulos del Génesis describen un combate impresionante entre dos poderes rivales. Por un lado está el Más Elevado Dios y Sus Elohim, quienes crean mediante su propio espíritu manifestado; y por el otro lado está el malévolo Señor Dios, Jehovah, quien creó a un ser sintético compuesto de ‘barro’. Jehovah resulta ser Satanael, un Elohim que se levantó en rebelión contra el Supremo Dios. Aunque posteriormente nombrado el Único Dios, inicialmente los Hebreos conocían a Jehovah sólo como uno más de los muchos Elohim. Ellos citan el Canto de Moisés para distinguir entre el Más Elevado y el Jehovah usurpador:

«Cuando el Altísimo repartió las naciones, cuando distribuyó a los hijos de Adán, fijó las fronteras de los pueblos, según el número de los hijos de Dios; mas la porción de Yahvé fue su pueblo, Jacob su parte de heredad». (Deuteronomio 32:8-9).

Los cristianos gnósticos de los primeros siglos, quienes preservaron las enseñanzas originales de Jesús, hacían una distinción entre el Padre Celestial y el dios de la Biblia Hebrea. Jehovah (YHWH) no era el Padre revelado por Jesús. Mientras la Biblia Hebrea revelaba a un dios tribal, el Dios de Jesús era el Ser Supremo Universal de toda la humanidad. El dios hebreo era un dios de temor, el Padre Celestial de Jesús era un Dios de amor. De hecho, Jesús nunca se refirió al Padre Celestial como Jehovah. El Evangelio Gnóstico de Pedro establece que los Hebreos se encontraban bajo la ilusión o engaño de que conocían al Ser Supremo, pero eran ignorantes del mismo, y conocían sólo a un falso dios, un impostor, cuya naturaleza verdadera era desconocida para ellos.

Los gnósticos, basados en su profundo estudio del Libro del Génesis, exponen a Jehovah como Satanael el Demiurgo, el poder creativo de este caído mundo material, que es hostil al Ser Supremo. Un maestro Gnóstico dijo cómo el Padre desconocido creaba a los ángeles, a los arcángeles, potestades y dominaciones. El mundo, sin embargo, y todo en él, fue construido por siete ángeles particulares, y el hombre también es obra de los ángeles. Estos ángeles él los describió como artesanos flojos y rebeldes.

Saturninus (90-150 D.C.), quien estableció una importante comunidad gnóstica en Siria, enseñó que el Único Dios Verdadero, el Padre Celestial revelado por Jesús, habita en el más elevado Reino de la Luz. Entre este trascendente Reino de Luz y nuestro mundo finito existe una vasta jerarquía de arcángeles, ángeles y poderes espirituales; los constructores del Universo y los diseñadores del Hombre. Por necedad y vanidad, Satanael se rebeló contra el Reino de la Luz, liderando a un grupo de ángeles seguidores. Satanael y sus lacayos maquinaron atrapar a seres espirituales en cuerpos físicos. Saturninus contó cómo el ángel creador, Satanael, procuró crear cuerpos físicos humanos a imagen de seres espirituales. De esta manera ellos planearon mantener a los seres espirituales permanentemente atados a cuerpos físicos.

En el recuento de la creación de Saturninus, Satanael, el ángel creador, sólo pudo formar un androide primitivo. Fue necesario animarlo con un ser espiritual de los reinos superiores. Entonces, Satanael atrajo de los reinos celestiales, hacia su universo carente de alma, una «chispa de luz» y la atrapó dentro del cuerpo material de Adán. De acuerdo a Apelles, otro antiguo maestro Gnóstico, los seres espirituales fueron seducidos para descender desde su lugar en los reinos celestiales por la oportunidad de tener una experiencia física, siendo luego atados a cuerpos de carne mediante las maquinaciones de Jehovah. Generación tras generación la «chispa de luz» se incorporó en las formas humanas. Pronto, estos seres espirituales fueron absorbidos tanto en el mundo material que perdieron toda conciencia de su origen en el Reino de la Luz. Se encontraron a sí mismos capturados en el mundo de Satanael el Demiurgo. De hecho, se convirtieron en esclavos de su malévolo creador.

La iglesia católica, al aceptar la biblia hebrea en su interpretación literal, confunde a Jehovah el dios tribal con el Ser Supremo. Imitando a la antigua Israel, la Iglesia se establece como un imperio político y religioso. Sólo los cristianos gnósticos permanecieron en su camino. Los gnósticos pronto se encontraron siendo denunciados viciosamente como herejes, mientras que sus libros sagrados eran robados y quemados. Gracias al descubrimiento milagroso de algunas escrituras gnósticas en Nag Hammadi, Egipto, hace cincuenta años, podemos tener una mejor comprensión de las comunidades cristianas gnósticas de los primeros siglos de nuestra era.

La Iglesia Católica, al aceptar la Biblia Hebrea en su interpretación literal, confunde a Jehovah el dios tribal con el Ser Supremo. Imitando a la antigua Israel, la Iglesia se establece como un imperio político y religioso. Sólo los Cristianos Gnósticos permanecieron en su camino. Los Gnósticos pronto se encontraron siendo denunciados viciosamente como herejes, mientras que sus libros sagrados eran robados y quemados. Gracias al descubrimiento milagroso de algunas escrituras Gnósticas en Nag Hammadi, Egipto, hace cincuenta años, podemos tener una mejor comprensión de las comunidades Cristianas Gnósticas de los primeros siglos de nuestra era.

Un trabajo Gnóstico descubierto en Nag Hammadi denominado el Apocalipsis de Adán, es un recuento de la creación de Adán y Eva. Este libro, que data del primer siglo, pudo haber sido un intento de reconstruir el Génesis original. Dice que Adán declaró:

«Cuando dios me creó de la tierra, junto con Eva tu madre, estaba con ella en la gloria, la cual ella había visto en el Eón de donde hemos venido (Reino de la Luz). Ella me enseñó una palabra de conocimiento del Dios eterno. Y nosotros nos asemejábamos a los grandes ángeles eternos, porque éramos más grandes que el dios que nos había creado y que los poderes en él, a quien no conocemos.

Entonces dios (el Demiurgo/Satanael), el regente de los eones y de los poderes, en cólera nos dividió. Entonces nos convertimos en dos eones. Y la gloria en nuestros corazones nos abandonó. Después de aquellos días, el conocimiento eterno del Dios de la Verdad (Padre Celestial) se retiró de mí y de tu madre Eva. Desde ese momento aprendimos acerca de las cosas muertas, como el hombre. Entonces reconocimos al dios (Demiurgo) quien nos había creado. Nosotros no le éramos extraños a sus poderes. Y le servimos a él en temor y esclavitud.»

Los Gnósticos entendieron que existen muchas órdenes diferentes de seres. Sus escritos refieren numerosas jerarquías de entidades espirituales, tanto de la Luz como de la Oscuridad. Estos seres no sólo se mueven en frecuencias sutiles, sino que pueden tomar formas en la dimensión física. Como los Esenios y Jesús, los Gnósticos reconocían la habilidad de los «ángeles» de poder corporificarse. Los ángeles caídos eran a menudo referidos como regentes o Arcontes, y el jefe de los Arcontes era conocido por varios nombres como Satabael, Jehovah, Ildabaoth, Sacklas, Satán, Sammael, etc. Ellos poseían el poder para crear cuerpos y creían ser «dioses». Como consecuencia de su estado degenerado le eran hostiles a la humanidad y evitaban que esta adquiriera su liberación espiritual.

John A. Keel, autor de «Disneyland of the Gods», y «Our Haunted Planet» («Disneylandia de Dioses» y «Nuestro planeta cazado»; Nota de AFR), argumenta que el creciente interés aparecido a finales del siglo XX, en relación a los extraterrestres, alienígenas y OVNIS, es solamente una versión moderna de las mismas fuerzas que otras personas y culturas alguna vez identificaron como «demonios» o «ángeles caídos»:

«Los platillos voladores son meramente otro marco de referencia que nos provee de explicaciones aceptables para algunos de estos grotescos eventos. Un fenómeno invisible está acechándonos constantemente y manipulando nuestras creencias. Sólo vemos lo que ellos eligen que veamos, y usualmente nosotros reaccionamos.

«La idea de que el cuerpo humano es el resultado del trabajo de ángeles creadores malévolos es notablemente parecida a la idea de extraterrestres involucrados en ingeniería genética para «crear» al homo-sapiens. ¿Estamos tratando con el mismo fenómeno? ¿Conocían los Gnósticos la verdad acerca del verdadero origen del hombre y de los poderes invisibles que buscan mantener a los seres humanos atados? ¿Son los malévolos ángeles creadores quienes, según los Gnósticos, secuestran a seres espirituales y los atrapan en cuerpos físicos, los mismos dioses creadores extraterrestres de Sumeria? Considere la siguiente observación de un académico Gnóstico, el Dr. Stephan Hoeller:

«Los ángeles estelares y otros espíritus regentes aparecen como tiránicos, limitando las agencias en esta visión Gnóstica. Ellos son usurpadores que señorean sobre la humanidad y la creación con el fin de acrecentar su propia importancia y gloria. Le incumbe entonces a los conocedores realizar esto y alejarse tanto como sea posible de la influencia de estos poderes. El predicamento existencial de la vida humana radica en la incómoda dominación que ejercen estos dioses menores sobre el espíritu de los seres humanos, y de la cual sólo la realización de la Gnosis puede extraerlos.» (Jung and the Lost Gospels).

Los ángeles creadores o Arcontes también se caracterizan como poderes terribles o fuerzas de ilusión y negatividad. Son como carceleros de una prisión, buscando mantener a sus cautivos humanos atados a la Tierra. Atrapado en las ilusiones de la existencia material, el hombre cree que es solamente un cuerpo y no logra darse cuenta de la verdad acerca de su origen. Esta condición perpetúa la ceguera espiritual, dejando a la Humanidad cautiva de los Carceleros.

Sin embargo, los Gnósticos nunca cesaron de proclamar que el Verdadero Ser del Hombre no es su cuerpo, y el mundo material definitivamente no es su verdadero hogar. El Hombre es un ser espiritual y su propósito es la realización de su Ser Superior, esa chispa de luz exiliada en el cuerpo físico. Su destino es retornar al Reino de la Luz, su verdadero hogar más allá de las estrellas.

Debemos despertar y tomar conciencia de nuestro origen, de dónde venimos, cómo fuimos atrapados en este planeta, y cómo podemos lograr la liberación.

http://www.scribd.com/doc/10586303/Los-Dioses-Siniestros-El-Origen-Extraterrestre-de-La-Especie-Humana

Categorías: Historia, Libro Etiquetas:

Los orígenes de la humanidad

¿Estamos preparados para saber más sobre nuestro origen?.

Muchos de nosotros sí estamos preparados y este post lo escribo con el objetivo de difundir el contenido de los trabajos de Zecharia Sitchin y de algunas de las tablillas sumerias que hablaban de nuestro origen, y que fueron encontradas en Nínive en el siglo XIX y traducidas por Zacharia Sitchin en una saga de libros. Uno de ellos en particular, no contiene ni una coma del autor (Sitchin), pues es la traducción literal del contenido de catorce tablillas que formaban un conjunto de libros titulados por Sitchin como “El Libro perdido de Enki” de Zacharia Sitchin.

Arriba Zecharia Sitchin.

Zecharia Sitchin que no era un ufólogo como dice la Wikipedia se educó en Palestina donde adquirió conocimiento del hebreo moderno y clásico, las lenguas semíticas y europeas, el Antiguo Testamento y la historia y la arqueología de Oriente Próximo y era uno de los pocos eruditos versados en lenguas antiguas, con conocimiento, hablado y escrito, del sumerio, lo que le permitió traducir el contenido de textos de 6000 años y antigüedad y llegar a la conclusión de que los pasajes conocidos de Génesis del Antiguo Testamento, como muchos otros momentos conocidos de la Biblia Hebrea, que han sido asimilados en nuestra cultura, como mitos o parábolas, son en realidad pasajes recogidos de los textos sumerios, su fuente original. Estos textos, de 6000 años de antigüedad en muchos casos, recogían sucesos y crónicas de eventos muy anteriores protagonizados por seres inteligentes, considerados por los sumerios como superiores o dioses, llegados de otro planeta.

Arriba tablilla sumeria que recoje las crónicas de los Annunaki en la Tierra.

A mediados de siglo XIX los arqueólogos descubrieron la antigua capital asiria de Nínive (hasta entonces sólo conocida por el Antiguo Testamento) y hallaron en las ruinas del palacio de Assurbanipaluna biblioteca con los restos de alrededor de 25.000 tablillas de arcilla inscritas.

Arriba representación bíblica de la ciudad de Nínive

Los historiadores saben ahora que la civilización sumeria floreció en lo que ahora es Iraq casi un milenio antes de los inicios de la época faraónica en Egipto, y que ambas seríanposteriormente seguidas por la civilización del Valle del Indo(subcontinente indio).

También es sabido que fueron los sumerios los primeros en plasmar por escrito los anales y relatos de dioses y hombres, de los cuales, todos los demás pueblos, incluidos los hebreos, obtuvieron los relatos de la Creación, Adán y Eva, Caín y Abel, el Diluvio Universal, la Torre de Babel, etc.

Arriba mapa con dos de las regiones donde se crearon las dos primeras civilizaciones, Sumeria y Egipto.

Los conocedores de la cultura griega y mesopotámica han plasmado la historia, ahora conocidas como mitos, de dioses y hombres, reflejados en escritos por hititas, cananeos, griegos, persas e indoeuropeos. Todas esas fuentes atestiguan que beben de fuentes aun más antiguas, algunas de ellas descubiertas, otras perdidas. Una extensa comparativa de los llamados “mitos” recogidos por culturas y civilizaciones como la griega y los hechos ocurridos y plasmados como históricos en las tablillas sumerias puede encontrarse en el libro “Las Guerras entre Dioses y Hombres” de Zecharia Sitchin.

Nuevos hallazgos en palentología, antropología, geología, astrofísica y astronomía no han hecho más que dar la razón a los que vieron desde el primer momento en el conocimiento recogido en tablillas sumerias que  muchos de esos modernos descubrimientos  ya  se conocían y habían sido recogidos en tablillas de miles de años por los sumerios, que a todas luces fueron los depositarios del conocimiento de una civilización avanzada que llegó de otro planeta. Estos seres tuvieron una influencia directa en los acontecimientos ocurridos en la Tierra a partir de su misma llegada y su propio planeta, Nibiru, antes incluso de ser habitado, ya había tenido un destino crítico en la formación del planeta Tierra.

Muchos de estos hallazgos y la verificación del conocimiento de las tablillas sumerias pueden encontrarse en el libro “El Génesis Revisado” por Zecharia Sitchin.

Estamos hablando de decenas de miles de tablillas de arcilladescubiertas en ruinas antiguas de Oriente Próximo. Algunas hablan de asuntos cotidianos, aspectos laborales o comerciales, otras conforman los Anales Reales; otras son literatura sagrada o textos canónicos escritos en sumerio y traducidos después al acadio (primera lengua semita) y posteriormente a otras lenguas. En algunos de estos libros se encuentran referencias a libros aun más antiguos, perdidos que se remontan a seis mil años atrás.

Arriba una tabla de contenido puramente administrativo con un sello de una figura masculina y perros de caza.

Algunas tablillas describen la creación de la Tierra actual a partir de un planeta primitivo llamado por los habitantes de Nibiru “Tiamat” (dadora de vida) que se partió en dos a raíz del choque cataclísmico con Nibiru, un planeta llegado de muy lejos, que por alguna razón desconocida, se vio atraído por la fuerza gravitatoria del Sol y colisionó con Tiamat partiéndolo en dos. Uno de los satélites de Tiamat, Kingu, dio origen a la Luna y la otra parte del planeta se extendió en lo que hoy se conoce como el cinturón de asteroides, y los sumerios llamaban “El brazalete repujado”.

Arriba representación de la colision entre la Tierra Primitiva, “Tiamat” y Nibiru y cómo tras la colision la Nueva Tierra (“Ki”) pasó a tener otra órbita

Uno de los hallazgos encontrados y que se conserva hoy en elMuseo Ashmolean de Oxford son unos prismas de arcilla con la lista de los diez soberanos antediluvianos, período que abarca 432.000 años de reinado (43.200 años de reinado por cada rey de media, lo que nos da la clara idea de que estamos hablando de unos seres con una longevidad pasmosa desde nuestra óptica humana).

Prisma Weld-Blundell,Oxford

El texto de la lista más completa escrito en cuneiforme sobre un pequeño prisma de barro (Prisma WB, 1923.444, hoy atesorado en Oxford) y conocido con el nombre de Lista real sumeria pertenece a la colección Weld-Blundell y ha sido traducida por Thorkild Jacobsen.

Ciudad / Rey

Eridu /A-lulim

Eridu /  Alalgar

Bad-tibira/ En-men-lu-Anna

Bad-tibira/ En-men-gal-Anna

Bad-tibira/ Dumu-zi

Larak/ En-sipa-zi-Anna

Sippar/ En-men-dur-Anna

Shuruppak/ Ubar-Tutu

Se conocen más de una docena de ejemplares de Listas de Reyes Sumerios, encontrados en Babilonia, Susa, y en la Biblioteca Real Asiria de Nínive, del siglo VII a. C. Se cree que todos proceden de un original que probablemente fue escrito durante la tercera dinastía de Ur o un poco antes. El ejemplar mejor conservado de la Lista de Reyes Sumerios es el llamado Prisma de Weld-Blundell.

La lista comienza así: “Tras descender el Reinado del Cielo, Eridú (lugar donde según la Biblia estuvo el Jardín del Edén) se convirtió en la sede del Reino”. La Lista de los Reyes Sumerios, al igual que la Biblia, habla acerca del Diluvio: “Después de que las aguas cubrieran la tierra y que la Realeza volviera a bajar del Cielo, la Realeza se asentó en Kis”.

Tanto las Tablillas de Nippur como el Prisma de Weld dan los nombres y reinados como siguen:

REY / REINÓ EN/ DURACIÓN

Alulim Eridú 28.000 años

Alalmar Eridú 36.000 años

Emenluanna Badgurgurru 43.000 años

Kichunna Larsa 43.000 años

Enmengalanna Badgurgurru 28.000 años

Dumuzi Badgurgurru 36.000 años

Sibzianna Larak 28.000 años

Emenduranna Sippar 21.000 años

Uburrato Shuruppak 18.000 años

Zinsuddu Utnapishtim 18.000 años

La primera ciudad que se fundó fue Eridú. Su santuario inicial allí, una maravilla de la arquitectura en aquellos primitivos días, se elevaría y crecería con el tiempo hasta convertirse en un magnífico templo-morada, el E.EN.GUR.RA («Casa del Señor Cuyo Retorno Es Triunfante»), adornado con oro, plata y metales preciosos del Mundo Inferior, y protegido por el «Toro del Cielo».


Arriba representación de la morada E.EN.GUR.RA en la ciudad sagrada de Eridú.

Arriba actual posición de la antigua Eridú en Irak actual.

Estos textos sugieren que un testigo presencial de todos los acontecimientos, y quien dictó a un escriba los más importantes de entre ellos, de una importancia extraordinaria fue EA (en sumerio, Aquel cuyo hogar es agua). Uno de esos libros, inscrito en catorce tablillas, (la última con la nota del traductor) explican la llegada a la Tierra de seres procedentes de Nibiru hace algunos cientos de miles de años con el objeto de buscar oro necesario para el restablecimiento de la atmósfera dañada en aquel entonces de Nibiru, su planeta de origen, el cual completa un Shar (una vuelta a nuestro Sol) cada 3600 años y el cual se acerca, en ocasiones de forma peligrosa, a nuestro Sistema Solar para completar cada órbita, provocando situaciones peligrosas y eventos geológicos y climáticos, tanto en la Tierra, como en Nibiru.

Arriba representación de EA también llamado Enki, que tuvo una importancia crítica en la “Misión en la Tierra” de los Annunaki

Por supuesto, los llegados pertenecen a la casa real de Nibiru, son nobles, cuyas normas de sucesión y herencia, y las disputas por el mandato y el lugar en la jerarquía, ocasionan a lo largo de los cientos de miles de años, que narra el Libro mencionado, conflictos enconados y violentos donde hay asesinatos, destierros, castigos, diferencias de opinión y algunos conflictos bélicos con la Tierra con armas nucleares incluídas.

Estos seres provenientes de Nibiru, privilegiados que tuvieron la ocasión de conquistar un planeta aparentemente no habitado hasta entonces por vida inteligente, pero al mismo tiempo, y al parecer víctimas de un exilio forzoso motivado por el hecho de seguir proveyendo del oro necesario para la supervivencia de la atmósfera de su planeta amado de origen, no son representados como “malos” ni “buenos”; son capaces de una entrega extraordinaria, de hazañas increíbles, la culminación de las cuales es la creación de seres inteligentes, concebidos como “ayudantes” en la dura tarea de  extraer el tan ansiado oro, a riesgo de saltarse algunas normas y leyes existentes en el Universo y convirtiéndose de esa forma en “creadores”, pero también conocedores de la envidia, la codicia, la ambición, la insatisfacción, la venganza, el odio y otros sentimientos considerados por nosotros como “humanos” y los cuales provocan divisiones entre dos clanes durante cientos de miles de años, el encabezado por Enki y el liderado por Enlil, su hermanastro.

Tres hermanos, Ea (luego llamado Enki), Enlil (señor de Mandato, a quien se asigna la Misión de la Tierra) y Ninki son los protagonistas principales de esta historia, los tres hijos de Anu, soberano de Nibiru.

El relato sencillamente narrado resume la historia de cientos de miles de años desde la Llegada  de los Annunaki a la tierra hasta el ascenso de Marduk, el primogénito de Enki, al poder en Egipto. Ellos fueron los primeros  “Annunaki ” que  “llegaron a la Tierra del Cielo”. Su Misión y la de sus descendientes en la Tierra comenzó a complicarse seriamente cuando decidieron crear al “Trabajador Primitivo”,  no sin antes sortear muchos obstáculos éticos, políticos y técnicos.

Lo importante sobre el origen de la humanidad es que es un hecho absolutamente único. Aparentemente, a juzgar por la crónica de Enki, nunca se había oido hablar del hecho de crear un ser de la nada ya que “todos los seres descienden de una simiente evolucionada a lo largo de eones”;  pero la necesidad de forjar un Trabajador Primitivo, motivó que se diera via libre a una idea de Ea ( o Enki ) basada en poner la señal de los Annunaki a una simiente ya existente en la Tierra, homínidos que caminaban erectos en dos piernas hace 300.000 años, y que vivían entre los animales de las estepas.

Enki convenció a su hermano, Enlil, quien dirigía la “Misión en la Tierra” de llevar a cabo semejante idea con un argumento importante: no se trataba de crear esclavos, ya que la esclavitud había sido abolida en su propio planeta miles de años atrás, sino de crear “un ayudante”. No se trataba de crear un ser de la nada, algo en manos únicamente del Creador del Todo, sino de favorecer la evolución poniendo la marca de los Annunaki en seres homínidos propios de la Tierra. La idea de Enki no era crear una nueva criatura, sino  “hacer más a su imagen y semejanza a una  ya existente” con una sola gota de la existencia de los Annunaki.

No fue una decisión fácil. Se preguntaron si era Hado o Destino llevar a cabo tal plan y el Dios Creador de Todo daría el visto bueno a un plan para salvar de la destrucción a Nibiru o no. Pero al final se puso manos a la obra y de esta forma Enki, Ninki, su hermana y Ningishzidda, el hijo de Enki, comenzaron el proyecto. Se trataba de mezclar una hebra de la esencia del ser ya existente en la Tierra con la otra hebra de ADN del Annunaki.

Estos relatos tienen 6000 años de antigüedad y hablan claramente deun proceso de manipulación genética en el que se planeó el primer bebé probeta de la historia, empleando un óvulo de una madre homínida y fertilizando el óvulo con material genético (medido en proporciones exactas con objeto de conferirle la imagen, pero no todas las capacidades ni ciclo vital), para después insertarlo en una matriz Annunaki.

Tal y como se narra en el Libro Perdido de Enki, colocaron un óvulo de la hembra vípeda en un recipiente (probeta) de arcilla (de la Tierra, después de varias pruebas fallidas empleando material de cristal) y se mezcló con “objetos diminutos” con fórmulas que contenían la simiente Annunaki (en una clara referencia al ADN) y posteriomente, una vez fecundado el óvulo de la hembra vípeda lo colocaron en una matriz Annunaki, concretamente en la matriz de Ninki, la hermanastra de Enki, tras lo cual hubo concepción y ésta dio a luz un varón sano, sin pelo en el cuerpo, con los sentidos perfectos y capacidad para hablar, al que llamaron Adamu (el Adán del Antiguo Testamento).

Posteriormente Ninki se reunió con siete sanadoras Annunaki de la ciudad y les pidió que aceptaran la tarea de ser “matrices” para otros óvulos fecundados de la misma forma. Pero esta vez, colocaron óvulos de hembras vípedas y los fecundaron con la esencia (material genético) de Adamu, pronunciando una frase de encantamiento enlazando de esa forma la esencia del Cielo y de la Tierra por parentesco sanguíneo. Insertó los óvulos en matrices Annunaki y las Annunaki dieron a luz a siete trabajadores primitivos más.

Viendo que la tarea de crear un ejército de esta manera era demasiado ardua, decidieron crear a la contraparte femenina, a la que llamarían “Tiamat ” (con el mismo nombre de la Tierra primitiva antes del cataclismo) y esta vez cambiaron las esencias Annunaki para ajustarlas a este fin de creación de una fémina. La matriz de Tiamat esta vez fue la esposa de Enki, Ninti, quien estuvo encantada con esta tarea.

De esta forma, crearon más hembras posteriormente para que éstas se reprodujeran de forma natural con los varones ya creados; sin embargo observaron que no había procreación entre hombres y mujeres primitivos. Ninguna de ellas tenía descendencia; volvieron a repasar las “esencias” Annunaki empleadas (las hebras y componentes genéticos empleados para el proceso) y vieron que las esencias estaban dispuestas como 22 ramas en un Arbol de la Vida, pero no incluían la capacidad de procrear. Se puede inferir, por lo que viene a continuación, que se estaba produciendo un rechazo que impedía la procreación. Sin embargo, la presión por crear a “trabajadores primitivos” para extraer el oro de Africa era cada vez mayor. ¿Qué harían en este momento después de tanto trabajo empleado y de que Enlil aprobara a regañadientes la operación?.

Ningishzidda, el hijo de Enki, experto en estos temas, tenía la solución; tal y como se describe  en “El Libro Perdido de Enki” durmió a Enki, Ninki, Adamu y Tiamat y extrajo de la costilla de Enki y Ninki su esencia vital y en la costilla de Adamu insertó la de Enki y en la de Tiamat la de Ninki, añadiendo al Arbol de la Vida dos ramas más con fuerzas procreadoras. Sin duda, todo ello tiene relaciòn con el relato de la costilla de Adan y Eva conocido por el Génesis y que muchos entendíamos como “mito” o “leyenda”. Parece estar describiendo algún tipo de implante que permitió que ese rechazo inmunitario que impidió la original descendencia fuera superado por medio de la inserción de material genético de dos seres productivos a dos seres sin capacidad de procreación.

Al igual que en el Antiguo Testamento, el texto sumerio recoge la idea de que a partir de ese momento, en que Adamu y Tiamat se “encontraron” y tomaron conciencia de su desnudez y de su feminidad y virilidad algo cambió por completo. Todo ello horrorizó a Enlil que creyó que se les había dado a esos seres creados, las últimas porciones de la “esencia vital” Annunaki y que quizás se les había conferido incluso sus ciclos vitales (de miles de años de vida) y la capacidad de autocuración y autoregeneración. Fue entonces cuando el hermano de Enki, Enlil, inseguro con el proyecto humano desde el principio, decretó que Adamu y Tamat se marcharan del Edin, donde hasta entonces estaban alejados del duro trabajo, pues el objetivo original era que permanecieran como “moldes” perfectos de la creación humana, sólo dedicados a la procreación. Fue Enlil quien decidió que fueran exiliados allí donde se les necesitaba, al Abzu (Afica Sudoriental) dedicados de pleno al trabajo de extraer el oro, como todos los demás humanos creados. De esta forma fueron expulsados del Edin.

Las alusiones a una “serpiente” maligna hacen una clara referencia al símbolo con que se representaba el propio Enki, conocedor de los secretos de la manipulacion genética y director de todo este proyecto de la creación del Trabajador Primitivo.

Y de esta forma la humanidad comenzó a proliferar; Adamu y Tiamat tienen tres hijos, y el relato de los acontecimientos que siguieron en gran medida están recogidos con mayor o menor fidelidad en el Antiguo Testamento, sin embargo, no eran los únicos que procreaban.

Enki siempre había sido conocido por sus dotes amorosas y la incontinencia de sus apetitos sexuales.

Una de las tablillas describe cómo Enki encuentra en el Edin dos hembras de gran atractivo y ambas procrean de él dando a luz uno cada uno de ellas: Adapa y Titi. Adapa, sumamente inteligente, se convierte en el primer hombre civilizado. Adapa y su hermanastra Titi a su vez se emparejan dando a luz a Kain y Abael (en clara referencia a Cain y Abel).

En el Antiguo Testamento podemos encontrar multitud de casos en los que el varón tiene por esposa a su hermanastra (es el caso de Abraham y Sara). Esto está íntimamente relacionado con la Ley de herencia de los Annunaki, así llamada, de la Simiente, que convierte en herederos legitimos a los hijos de la hermanastra, antes que al primogénito, si éste ha sido concebido por una mujer de  otra clase social. Esta ley Annunaki marcó el destino de toda la Misión de la Tierra multitud de veces.

Arriba, la zona en amarillo es el origen de la civilización humana y el lugar donde los Annunaki crearon Eridú y el Edin.

Enki tuvo otro hijo más con otra terrestre, al que llaman Ziusudra (Noé). Después del gran Diluvio producido, tal y como describe una de las tablillas, por la cercanía de Nibiru y las inestabilidades creadas en la atmósfera de la Tierra, Enlil decreta el final de la Misión en la Tierra  (en la forma en que se había llevado a cabo hasta el momento) y se niega a salvar a la humanidad; nunca había visto con buenos ojos el proyecto de creación humana y aprovecha el momento para obligar a todos por juramento a que ningún humano sea salvado de la catástrofe. Sin embargo, Enki, su hermano y creador intelectual del “trabajador primitivo” tiene una visión o sueño que le dice que debe salvar a Ziusudra, su hijo, dándole instrucciones claras sobre cómo construir una barcaza cerraza y sellada con pez, donde se colocan algunos pequeños animales (las esencias de otros mamíferos y plantas ya habían sido extraidas y conservadas por Enki para evitar el fin de la vida de la Tierra y poder reconstruir la vida tras el Diluvio). De esta forma, Ziusudra, así como algunos descendientes de Kain en otra parte del mundo, ya que habían sido desterrados del Edin tras el asesinato de Abael a manos de su hermano, se salvan del Diluvio.

¿Se han podido encontrar la prueba de alguno de estos hechos narrados en las tablillas sumerias?

Sorprendentemente sí y además no una ni dos, sino múltiples pruebas. He aquí sólo algunos de ellos:

1. Los descubrimientos de objetos estelares como satélites o planetas de nuestro Sistema Solar que se produjeron a finales del siglo XX ya se mencionaban en tablillas de miles de años de antigüedad (ver referencias “El Génesis Revisado”) demostrando que el conocimiento sumerio de nuestro Sistema Solar era muy superior al nuestro.

2. La naturaleza física y aspecto de algunos de los planetas de nuestro Sistema Solar, así como su composición, como es el caso de Urano, Neptuno o Júpiter ya se mencionaban en las tablillas sumerias (ver referencias “El Génesis Revisado”).

3. Hechos asombrosos como el descubrimiento del ADN mitocondrialhan demostrado que todos provenimos de una misma “Eva” primitiva.

4. El laboratorio genético en el que Enki y su hermana Ninki trabajaron en el diseño de un trabajador primitivo que pudiera reproducirse se situó en el Abzu (Africa Suboriental) que fue el territorio que Anu, padre de Enki y Enlil le concedió para el mandadto a Enki en la Tierra, después de darle e Enlil el honor de ser “El Señor del Mandato” y gobernar en Eridú, ciudad donde se situó el primer Edén. El Abzu es el territorio de Africa Sudoriental que corresponde a Kenia, Etiopía y Somalia. Los últimos hallazgos científicos sitúan al primer Homo Sapiens Sapiens en Africa, en la región de Etiopía, hace unos 200.000 años.

¿Contradice todo esto plenamente a los conocedores del Antiguo Testamento que defienden el origen histórico de los hechos que narra?. No exactamente. En realidad, los primeros interesados en conocer el contenido e información de las tablillas sumerias deberían ser los propios defensores de la Biblia ( en particular el Antiguo Testamento ) y de la idea de que ésta refleja hechos históricos, especialmente en su versión hebrea, menos manipulada por posteriores interpretaciones linguísticas y religiosas. El mismo Sitchin asegura que “un día” de la Biblia equivale a 1000 años y que al margen de este hecho particular, relacionado con la cuenta sumeria, y a tener en cuenta, los hechos mencionados en el Antiguo Testamento son literales y son reflejo de acontecimientos ya recogidos en crónicas y tablillas sumerias.

Un ejemplo de mala interpretación que ha dado origen a muchos problemas es que la Biblia Hebrea recoge la palabra “Elohim” o “Dioses” (es una palabra plural), algo que no se respeta en las posteriores versiones cristianas y que modifica completamente el sentido original.

¿Quiere todo esto decir que Dios o Creador del Todo no existe?.

En absoluto, quiere decir lo que quiere decir, que nosotros no somos fruto de la evolución homínida, sino de una inteligencia superior, superior a la nuestra, no a la de Dios Creador del Universo. Eso lo tenían claro, y así lo reflejan las propias tablillas, hasta los propios protagonistas de esta historia, los Annunaki, que en muchas ocasiones se plantean si sus acciones serán del agrado de “Dios Creador de Todo”.

Por supuesto, lo que contradice plenamente el contenido de las tablillas sumerias es la natutaleza de la “autoría” de la obra en la Tierra o la naturaleza del “autor” o “autores”, tal y como la interpretan las tradiciones religiosas, es decir todo aquello que ha sido introducido en la mente religiosa a golpe de dogma de fé.

Uno de los pensamientos que me rondaron al leer esto es que, teniendo en cuenta esta crónica, nuestros orígenes iniciales, por lo tanto, son más Annunaki que terrestres; Si tenemos en cuenta que pocos sobrevieron al Diluvio Universal y que sólo Ziusudra y su prole (Noé, hijo de Enki con una terrestre que a su vez se había creado de Annunaki y vípeda homínida) entre muy pocos y contados pudo hacerlo, nos viene a decir, que el Padre  Genético de toda la Humanidad es Enki, un ser Annunaki de una inteligencia y capacidades extraordinarias (recomiendo leer los libros para darse cuenta de hasta dónde llegaban/llegan estas capacidades de Enki en particular y en general en la raza Annunaki) , y que nuestro componente de “mamífero vípedo” es menor desde el punto de vista de la composición genética. La mitad de nuestra genética, a tenor de todo esto, es cien por cien Annunaki y la otra mitad es Annunaki en un porcentaje superior al cincuenta por ciento. Sin embargo, es cierto que no somos ni el  pálido reflejo de lo que fueron los primeros humanos creados que, si bien no habían heredado la longevidad Annunaki, vivían, como bien atestigua el Antiguo Testamento cientos de años. Abraham vivió más de 900 años,  sus hijos un poco menos y en cada generación el número de años hasta llegar a nuestros días ha sido menor. ¡Qué ironía que digamos a menudo que cada vez vivimos más años, gracias a los adelantos de la Ciencia!.

La duodécima tablilla habla de la designación, por parte de los líderes de la Misión Tierra, de tres regiones de civilización para la Humanidad. La primera región e instalaciones espaciales eran tierras de Enlil. La primera civilizacion del hombre comienza en la Primera Región, Sumeria. A Innana, nieta favorita de Anu, se le concede la tercera región, Valle del Indo.

Marduk se apodera de la Segunda Región, el Antiguo Egipto, depone a Ningishzidda (Thot) y se declara a sí mismo Ra, o dios supremo, dando inicio a una nueva religión, e inicia los reinados de los faraones. ¿Es entonces cuando comienza el reinado de la mentira en la Tierra con objeto de encerrar al humano creado en una concepción falsa de la realidad?.

Sabemos que los misterios que atesoran las sociedades secretas de la masonería tienen su raíz en el Antiguo Egipto y la época de los faraones y es sencillo poder imaginar que la clave de los misterios se encuentra en lo que ellos saben y los demás desconocemos, nuestro origen y la realidad que sin embargo nos gritan los protagonistas de todo esto desde el pasado plasmado en las tablillas sumerias.

Arriba representación en la cumbre de su gloria de Marduk/Ra

El Libro Perdido de Enki termina en sus últimas páginas con esta crónica:

“Babili, donde Marduk declaró la supremacía, se libró del Viento Maligno. Todas las tierras al sur de Babili fueron devoradas por el Viento Maligno; también alcanzó al corazón de la segunda región. (..) Enki le hizo considerar a Enlil el libramiento de Babili como un augurio divino. “El libramiento de Babili confirma que Marduk ha sido destinado para la supremacía” , así le dijo Enki a Enlil.

Babili es por supuesto Babilonia, y la tablilla marca el final de la crónica que comienza con la era de la supremacía de Marduk, que no era el heredero designado inicialmente para la Tierra en Babilonia y en la Tierra, sino Ninurta, hijo de Enlil, pero que el destino (¿Hado o Destino? se preguntaban los propios protagonistas) quiso que fuera finalmente el Heredero de la Misión.

El Viento Maligno es la traducción sumeria de las también llamadas “armas del terror” que fueron empleadas hace miles de años, como resultado de las disputas entre dos bandos y las múltiples ambiciones de unos y otros, armas nucleares, ni más, ni menos.

Las tablillas sumerias que hablan de los dioses Annunaki no son las únicas en mencionar el uso de armas nucleares en la antigüedad.

Una gran capa de cenizas radioactivas fue encontrada en Rajasthan, India en 1992, cubriendo un área de unos ocho kilómetros cuadrados, a 16 kilómetros al oeste de Jodhpur. La radiación es tan intensa que aún contamina la zona.

El Mahabharata describe con precisión un acontecimiento de este tipo: “Un único proyectil cargado con todo el poder del Universo… Una columna incandescente de humo y llamas tan brillante como 10.000 soles se elevó en todo su esplendor… era un arma desconocida, un rayo de hierro, un gigantesco mensajero de muerte que redujo a cenizas a una raza entera”.

Marduk  y su ciudad Babili, no se vieron afectadas por esta catástrofe nuclear lo que originó su designación como heredero de la Misión en la Tierra.   Muy probablemente la esposa de Lot no fue convertida en sal por el castigo de “Dios” al desobedecer su orden, sino que fue convertida en polvo como consecuencia de una explosión nuclear. El Libro de Enki refleja que más bien los “dioses” se lamentaron amargamente de la suerte que habían corrido las ciudades de la Tierra civilizada por las deflagraciones nucleares que nunca tuvieron que haber ocurrido;  de hecho, no fueron resultado de una decisión consciente  o meditada, sino que se produjo un error de cálculo con unas armas que nunca debieron haberse encontrado en la Tierra y que estaban aquí como consecuencia del mismo origen de la Misión en la Tierra; durante cientos de miles de años estuvieron escondidas para que no fueran usadas, y como puede imaginarse, quien lo hizo finalmente no era plenamente consciente de los efectos que aquello iba a acarrear.

Cuando vemos a algunos líderes mundiales, asociados a altos grados de la masonería y las sociedades secretas, rezar ante el Antiguo Testamento nos preguntamos qué es lo que realmente les cruza por la mente. ¿Son éstos ajenos a todo esto que relatan las tablillas sumerias?. ¿Se trata sólo de hipocresía o están elevando oraciones en honor a seres inteligentes que han marcado nuestro pasado y presente hasta un punto difícil de asumir, pero que no son El Dios Creador de Todo, y cuya historia recoge en parte de el Antiguo Testamento y cuya clave de lectura tienen aquellos que conocen los misterios?. ¿Son estos, parte de los secretos que desvelan determinados niveles y ritos de la masonería?.

Algunas reflexiones personales:

Si la datación y el origen sumerio de las tablillas sumerias es incontestable;

Si ninguna autoridad científica, versada en idiomas de la antigüedad ha contradicho jamás una coma de las traducciones de Sitchin.

Si jamás se ha negado el origen milenario de las tablillas sumerias, que hoy están expuestas en algunos prestigiosos museos del mundo;

Dado que multitud de hechos que narran las tablillas han sido posteriormente verificados y encontrados correctos por nuestros conocimientos científicos;

¿Acaso no estamos obligados a considerar esta visión sobre nuestro origen y el pasado de la Tierra? . La dificultad para asumirlos en su totalidad ciertamente es inmensa, en particular el hecho de asumir que podríamos ser producto de la manipulación genética por parte de seres más inteligentes, y diseñados “a imagen y semejanza” de seres superiores en inteligencia, desarrollo tecnológico y civilización y con conocimiento profundo de la genética y la naturaleza.

Si tenemos en cuenta la capacidad que tenemos de modificar nuestra propia genética con nuestro pensamiento o campo infórmatico a nuestro alrededor, y el hecho de que, como consecuencia, se produzca una selectiva impresión de nuestros genes a partir de nuestras propias creencias, me atrevo a concluir que la humanidad está “atrayendo” o “expresando” su parte más homínida en detrimento de otras  menos animales y más interesantes en cuanto al potencial de creación y creatividad innatas, y que sin embargo están presentes en nuestros genes desde el comienzo de la humanidad, ya que nada se crea ni se destruye, solamente se transforma, de manera que ese potencial inconmensurable está ahí. ¿No es este también el objetivo de Matrix?.

Por otro lado, ¿resulta todo esto más dificil de asumir que el hecho de que somos producto de una evolución de seres homínidos con los que aun compartimos espacio en la Tierra, incapaces de hablar o de destreza digital por simpáticos y “monos” que nos parezcan?.

Todo depende del cristal con que se mire. Pero estamos en el momento exacto en que merece la pena que consideremos todo esto para nuestro bien ya que el conocimiento ha sido desvelado y está a nuestro alcance. No podemos seguir ignorándolo.

Incluso si asumimos todo esto, me parece evidente que tampoco esta verdad refleja Toda la Verdad, sino que estos hechos históricos se enmarcan en otra Verdad de una dimensión aun superior. Como dice B. Marciniak en “Mensajeros del Alba”.

“Los planificadores originales de la Tierra pertenecían a la Familia de la Luz (que es información) y decidieron que la Tierra fuese una biblioteca cósmica. Civilizaciones nacieron en la Tierra hace 500.000 años y yacen bajos los hielos de la Antártica. Ciertos dioses creadores  (en clara referencia a los Annunaki) llegaron para apoderarse de esta biblioteca viviente hace 300.000 años, hubo lucha y ganaron. Estos nuevos dueños no querían que la especie humana tuviera acceso a la información. La humanidad es un experimento. Fue diseñada como casi todo lo que existe en la Creación. El Creador hizo brotar de sí energías, a quienes dotó de los mismos dones que poseía. Estas energías, que llamaremos ‘dioses’, empezaron a probar sus dones. Estos nuevos dueños eran conocedores de la ingeniería genética, y sabían que la conciencia existe en todas las cosas, así que ajustaron las energías electromagnéticas de la conciencia para que vibrara a cierta frecuencia. Los nuevos dueños se nutrían del temor y del caos. Reestructuraron el ADN para que el hombre funcionara dentro de una escala limitada; el ser humano original tenía doce filamentos, contribución de doce civilizaciones, estos nuevos dueños lo redujeron a dos. Se rodeó al planeta de un cerco desde el cual se controlaba la frecuencia de los humanos para ser modificados. Este cerco impedía que la Luz llegara como antes. Y cuando lograban pasar la barrera no había respuesta en la Tierra, pues los humanos estaban desconectados. La mayor tiranía en una sociedad no es el control por la ley marcial, sino la manipulación psicológica de la conciencia, de manera que los que viven dentro de esa realidad ni se dan cuenta que están prisioneros. Ni saben que existe otra cosa fuera de ellos. Ustedes han estado controlados como ovejas en el redil por quienes se sienten vuestros dueños, desde el gobierno y el establecimiento de los que están en el espacio.”

Más información: “El Libro Perdido de Enki”

via http://lucem.co.cc/?p=88

ZETCHARIA SITCHIN – El 12avo Planeta

http://www.sitchin.com/

http://www.bibliotecapleyades.net/sitchin/planeta12/12planet_index.htm

A partir de los textos antiguos, la arqueología y la mitología, Zecharia Sitchin entreteje el relato de los orígenes de la humanidad y documenta la intervención extraterrestre en la historia de la Tierra. Centrándose en la antigua Sumeria, el autor nos revela con extraordinaria precisión la historia completa del Sistema Solar según la versión de los visitantes procedentes de otro planeta que gira a corta distancia de la Tierra cada 3600 años. «El 12º planeta» es, sin duda, el libro de referencia obligada sobre los antiguos astronautas ya que en él se nos narra cuándo y cómo llegaron y de qué modo la tecnología y la culura de estos astronautas influyen en la raza humana desde hace ya cientos de miles de años.

«Apasionante, verosímil, provocativo y convincente en grado sumo. «El 12º planeta» aporta documentos para una teoría totalmente nueva que ofrece respuestas a antiguas preguntas, a la vez que plantea otras nuevas (como apunta el autor: si el Nefilim […] creó al Hombre en la Tierra ¿quién creó al Nefilim?)»

LIBRARY JOURNAL

«Uno de los libros más importantes jamás escritos sobre los orígenes de la Tierra»

KIRKUS REVIEWS

«El libro de Sitchin es toda una sensación… una obra racional y erudita, de profundas implicaciones y fruto evidente de uan laboriosa y perspicaz labor de documentación de textos antiguos y, por ello mismo, una obra sincera y a la vez convincente.

LIBRARY JOURNAL

ZECHARIA SITCHIN se educó en Palestina donde adquirió un profundo conocimiento del hebreo moderno y clásico, las lenguas semíticas y europeas, el Antiguo Testamento y la historia y arqueología del Oriente Próximo. Estudió en la London School of Economics and Political Science y se licenció en la Universidad de Londres donde se especializó en historia económica. Durante años fue uno de los principales periodistas y editores de Israel. Actualmente reside en Nueva York.

Sitchin, uno de los escasos eruditos que leen y entienden el sumerio, en la serie CRÓNICAS DE LA TIERRA aborda la historia y prehistoria de la Tierra y el Hombre basándose en la información y los textos grabados en tablillas de arcilla por las antiguas civilizaciones del Oriente Próximo.

Las obras de Sitchin han sido ya traducidas a varios idiomas y han sido publicadas en ediciones de bolsillo e incluso en versión Braille para invidentes. Zecharia Sitchin participa con frecuencia en programas tanto de radio como de televisión.

Querido lector:

La serie CRÓNICAS DE LA TIERRA se basa en premisas tales como: que la mitología no es una extravagancia, sino la depositaria de recuerdos ancestrales; que la Biblia debe leerse literalmente como un documento histórico-científico; y que las antiguas civilizaciones (mucho más antiguas y esplendorosas de lo que suele creerse) fueron el producto del conocimiento que trajeron a la Tierra los Anunnaki, es decir, «los que descendieron del Cielo a la Tierra».

Este primer título de la serie, El 12° planeta, presenta pruebas antiquísimas de la existencia de otro planeta dentro del sistema solar. Se trata del planeta natal de los Anunnaki. De hecho, los datos recientes procedentes de naves espaciales no pilotadas, confirman estas pruebas y ello ha impulsado a los astrónomos a buscar activamente lo que viene denominándose como «el planeta X»

El segundo título de la serie, La escalera al cielo sigue el rastro de la inacabada búsqueda de la inmortalidad del hombre hasta llegar a un puerto espacial situado en la Península del Sinaí y las pirámides de Gizé que sirvieron como balizas de aterrizaje refutándose así la teoría según la cual las pirámides fueron obra de faraones humanos. Recientemente el testimonio de quien vio una inscripción falsa del faraón Khufu en el interior de la Gran Pirámide corrobora las conclusiones del libro.

La guerra de los dioses y los hombres narra los hechos acaecidos en los tiempos más cercanos a la actualidad y concluye que el puesto espacial del Sinaí fue destruido hace 4.000 años con misiles nucleares. De hecho, las fotografías de la Tierra tomadas desde el espacio demuestran claramente que se produjo dicha explosión.

Esta gratificante confirmación de audaces conclusiones ha sido todavía más rápida en el cuarto título, Los reinos perdidos. En el corto espacio de tiempo comprendido entre la finalización del manuscrito y su publicación, arqueólogos, lingüistas y otros científicos han sustituido la llamada «Teoría de la caminata por los hielos» por la «Teoría de la Costa» para explicar la llegada en barco del hombre a las Américas de modo que todos estos científicos han llegado a coincidir con las mismas conclusiones a las que llega este cuarto título de la serie. Parece que los científicos, «han descubierto -como afirma un doctor de la Universidad de Yale- de repente 2000 años de civilización perdida» de modo que han corroborado las conclusiones de este libro. Los científicos, además, están empezando a relacionar los inicios de esas civilizaciones con los inicios del Viejo Mundo, tal y como se desprende de los textos sumerios y los versos bíblicos.

Confío en que la ciencia moderna seguirá confirmando el conocimiento de los tiempos antiguos.

ZECHARIA SITCHIN

Nueva York, Julio de 1960

«Existen varios factores que diferencian notablemente los bien documentados trabajos de Sitchin de todos los demás que tratan este tema. Uno de estos factores es el de sus habilidades lingüísticas, entre las cuales no sólo se incluyen varios idiomas modernos que le permiten consultar los trabajos de otros estudiosos en sus lenguas originales, sino también el de su conocimiento del sumerio, el egipcio y el hebreo antiguos, así como de otras lenguas de la antigüedad.

«Sus treinta años de dedicación a la investigación académica y personal antes de optar por la publicación han dado como resultado un trabajo minucioso y una perspectiva poco habitual, y le han permitido realizar las oportunas modificaciones, siempre que ha sido necesario. El autor ha buscado los objetos y los textos más antiguos de los que se puede disponer, ofreciendo en sus libros una gran profusión de fotografías y dibujos de tablillas, monumentos, murales, cerámica, sellos, etc. Utilizados generosamente por todas partes, nos proporcionan una evidencia visual importantísima… Aunque no pretende resolver todos los misterios que vienen desconcertando a los investigadores desde hace más de cien años, Zecharia Sitchin nos ofrece nuevas claves para la comprensión de nuestro pasado.»

Rosemary Decker, historiadora e investigadora

NOTA DEL AUTOR

La fuente principal de versículos bíblicos citados en El Duodécimo Planeta es el Antiguo Testamento, según el texto original hebreo. Hay que tener en cuenta que todas las traducciones consultadas de las cuales las principales están listadas al final del libro- no son más que eso: traducciones o interpretaciones. En el análisis final, lo que cuenta es lo que dice el original hebreo.

En la versión final citada en El Duodécimo Planeta, he comparado entre sí las traducciones disponibles, así como todas éstas con la fuente hebrea y los textos/relatos paralelos sumerios y acadios, para llegar a lo que considero que es la interpretación más exacta.

La interpretación de los textos sumerios, asirios, babilonios e hititas ha sido el trabajo de toda una legión de estudiosos durante más de un siglo. Después de descifrar las escrituras y el idioma, hubo que transcribir, transliterar y, por último, traducir. En muchos casos, fue posible elegir entre diferentes traducciones e interpretaciones sólo para verificar antiguas transcripciones y transliteraciones. En otros casos, la perspicacia de algún estudioso contemporáneo pudo arrojar nuevas luces sobre una antigua traducción.

La lista de fuentes de textos de Oriente Próximo que se ofrece al final de este libro, va, de esta manera, desde lo más antiguo hasta lo más moderno, y va seguida de las publicaciones eruditas en las que se han encontrado muchas de las contribuciones que han resultado de utilidad para la comprensión de los textos.

Zecharia Sitchin

leer en linea: http://www.scribd.com/doc/7995567/El-12o-Planeta-Illustrado